Bueno, ¿qué tal? Disculpad el retraso en volver a escribir, pero es que llevo una semana de locos, sin parar de hacer cosas y además con un resfriado bestial; eso sí el jarabe casero que me recomendó C. hace su efecto. Estos días he estado liada con otros proyectos personales, con el menú de la merendola del viernes y los regalitos que voy a dar, con los menús-flyers para el buzoneo en la campaña de navidad y ¡sí! con la receta que voy a presentar al concurso de Velocidad Cuchara (cuyo plazo termina, por cierto, mañana).
Así que hoy os voy a deleitar con una comunmente conocida como SOPA DE LANGOSTINOS; un plato buenísimo para incluir en vuestros múltiples menús de comidas y cenas navideñas. Sale delicioso y lo que más me gusta es que no se desperdicia absolutamenta nada, veréis por qué digo esto.
Voy al grano:
Ingredientes (para 3 personas)
- 1/2 kilo de langostinos frescos (no cocidos)
- 3 cebollas medianas
- 3 dientes de ajo
- Tomate frito vulgar (no os queméis la cabeza con recetas caseras, sofritos de la abuela, etc. porque sólo es un chorreón).
- Whisky, coñac, oloroso, brandy (yo usé whisky)
- Sal
- Pimienta
¿Cómo se hace?
Para empezar, cortamos la cebolla y el ajo en trozos irregulares y ponemos al fuego medio con un buen chorreón de aceite de oliva. Dejamos que se vaya pochando y mientras vamos al segundo paso.
Cortamos los langostinos, separando las cabezas de los cuerpos, pelamos los cuerpos y reservamos.
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| Los cuerpos, ya pelados, los reservamos en la nevera |
Cuando la cebolla haya adquirido el punto transparentoso, añadimos...SÍ, las CABEZAS de los langostinos y mezclamos bien. Dejamos unos minutos fuego fuerte y veréis que las cabezas se van tornando rojizas (como cuando están cocidos).
Me encanta esta receta porque se aprovecha hasta el último trocito de carne y de jugo del langostino. Si sois escrupulosos, no os gustará, vosotros os lo perdéis. Ahora eso sí, truco de cocina, no digáis lo que lleva hasta que todos los comensales lo hayan probado y hayan dicho: mmmmm...¡qué rico!
Volvemos al punto de las cabezas langostineras y cuando estén bien mezcladas con el sofrito de cebolla y ajo echamos un buen chorreón de whisky y flambeamos. Sabéis cómo se hace, ¿no? Simplemente acercáis un mechero o cerilla encendido al whisky que acabáis de echar y se genera una combustión (quitad la mano rápido) que dejaremos haciendo efecto un par de minutos y apagaremos removiendo rápidamente. Veréis que el fuego se consume solo. Las cabezas se han hecho bien y de la olla sale un olorcillo riquísimo ¿a que sí?
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| ¿se aprecia la llama? |
A continuación añadimos otro buen chorreón de tomate frito, sal y pimienta al gusto y removemos bien. Lo dejamos unos minutos a fuego medio/bajo para que se vayan mezclando bien los sabores y vaya cogiendo cohesión. Entonces, procederemos a añadir agua, dos o tres vasos, que quede todo más o menos cubierto y, de este modo, se pondrán blandas las cabezas, que luego pasaremos por la batidora.
Lo dejamos a fuego bajo unos 30 minutos y chequeamos con una brocheta o pincho la textura de las cabezas. Cuando éstas estén blanditas, retiramos del fuego y dejamos enfriar.
Para batir la mezcla, depende de la batidora que tengáis. Yo primero utilicé una batidora común de mano y cuando estaba todo más o menos homogéneo, lo pasé a una batidora de vaso y lo batí a la máxima velocidad. Os saldrá como un litro - litro y medio de sopa (para que calculéis).
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| Lo volví a batir a velocidad máxima |
Cuando ya está batida, pasamos por un pasapuré, colador o chino, el más fino que tengáis, así evitaremos encontrar trazas de las cabezas. Os recomendaría incluso que lo paséis dos veces, porque con una primera pasada, siguen quedando pequeños trozos.
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| El pasapurés que me regaló mi mami :-) |
Cuando lleguéis a este punto corregís de agua si queda muy espesa (tipo crema) y si os queda muy líquida añadís un poco de pan blanco o harina, para que espese. Comprobamos también la sal y la pimienta, sobre todo si habéis añadido agua.
Dejamos enfriar la sopa y conservamos en la nevera. En el momento de tomar, calentamos en una olla y es aquí cuando añadimos los cuerpos de los langostinos (unos 6 por cabeza) que se cocerán con el calor del fuego y quedarán como guarnición de la sopa.
Ya lo véis, no es muy difícil y queda un plato súper lucido para estas fechas; además de que es sano y muy muy sabroso.
Hoy vuelvo a abrir la sección ¿QUÉ HAY PARA HOY? y os cuento qué hemos comido:
1º Soupe de crevettes con guarnición
2º Pollo a la plancha
2ºB Ensalada de brócoli a la mostaza con manzana
3º Fruta del tiempo (mandarinas)
Para aderezar el brócoli vamos a hacer el siguiente dressing (lo leí en mi libro Sprouted Kitchen de Sara FORTE). Una vez que el brócoli esté hervido (es importante no pasarse demasiado con la cocción o perderá su aporte vitamínico y quedará "blandengue") mezclamos en un bol lo siguiente:
- 3 cucharadas de mostaza de Dijon
- 2 cucharadas de miel
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 2 cucharadas de vinagre de vino tinto
- Sal y pimienta
Cortamos los "arbolitos" de brócoli lo más pequeño que podamos para poder comerlos de un bocado. Dejamos enfriar después de hervidos y escurrir bien.
Cortamos la manzana en rodajas pequeñas y mezclamos con el brócoli; la receta original también incluye pipas de girasol, pero no tengo en mi stock alimenticio. Mezclamos bien con un poco de perejil y añadimos la salsa de mostaza. Mezclamos y metemos en la nevera unos 30 minutos antes de tomar.
La ensalada estaba riquísima; queda muy bien la mostaza y el toque dulce de la miel con el brécol y la manzana. OS LA RECOMIENDO; eso sí, puede que mejor para recetas veraniegas.
¡HASTA EL PRÓXIMO POST!
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